Juan Manuel Uceta Renilla, delegado diocesano de Relaciones Interconfesionales

El pasado domingo 7 de abril se celebró, en Toledo, la II Jornada de Amistad Judeocristiana con el título “La religión, camino de justicia social y de paz”organizada conjuntamente por la delegación diocesana de Relaciones Interconfesionales, la Federación de Comunidades Judías de España y el Centro de Estudios Judeo-cristianos de la archidiócesis de Madrid. Contó con la participación de autoridades civiles y del mundo cultural, tanto del ámbito judío como cristiano.

Las relaciones judeocristianas en la actualidad

Las actuales relaciones entre las religiones judía y cristiana no se entenderían sin el impulso decisivo de la Declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano IIdonde, recordando el gran “patrimonio espiritual común a cristianos y judíos”, recomendaba “el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos, que se consigue sobre todo por medio de los estudios bíblicos y teológicos y con el diálogo fraterno”.

Como fruto de ello se han dado pasos impensables con anterioridad con hitos como la creación de la Comisión Vaticana para el diálogo con el judaísmo y los importantes documentos emanados de ella, la visita de Juan Pablo II a la Sinagoga de Roma o la de diversos Papas a la Tierra Santa.

En España también ha habido hechos significativos como la creación en la diócesis de Madrid del Centro de Estudios Judeocristianos y acontecimientos como la celebración de una oración común en la parroquia de Santa Rita de Madrid en el año 1967.

En ese horizonte se inscribió la celebración el año pasado de la I Jornada de Amistad Judeocristiana en Toledo, hecho de singular importancia de carácter único en la Iglesia española.

Un poco de historia

Toledo, ciudad conocida como de “las tres culturas” por la presencia en cohabitación de las tres grandes religiones — cristianos, judíos y musulmanes — tuvo una comunidad judía muy significativa y de singular importancia, pudiéndose considerar como la más importante en el judaísmo sefardita, quienes la denominaron como “la segunda Jerusalén”. Además de grandes personajes de todos los ámbitos de la cultura y de la ciencia, queda como testimonio de su calado la existencia de numerosos edificios públicos entre los cuales se enumeraban hasta diez sinagogas.

La historia de la judería de Toledo no fue fácil y se sabe de diversos momentos de persecución e incluso matanzas. En uno de esos episodios a comienzos del s. XV se expropió la Sinagoga Mayor que pasa a uso cristiano con el nombre de Santa María la Blanca. La presencia de la comunidad judía terminó con el decreto de expulsión de los judíos decretada por la Reina Isabel la Católica en 1492.

El recuerdo de su presencia entre nosotros y de la grandeza de su comunidad ha quedado en el imaginario colectivo de los judíos durante siglos teniendo como sueño su regreso a Toledo.

Las Jornadas de Amistad Judeo-cristiana en Toledo

El arzobispo D. Francisco Cerro, considerando el peso simbólico de Toledo para los judíos, vislumbró la importancia que podría tener en el camino de acercamiento y relación que auspiciaba el Concilio Vaticano II como aportación al respecto para la Iglesia española e universal.

Contando con la buena disposición de la Federación de Comunidades Judías de España en la persona de su presidente D. Isaac Benzaquen y con la colaboración y experiencia en el camino del diálogo del Centro de Estudios Judeocristianos de la archidiócesis de Madrid, fue posible celebrar una primera Jornada de Amistad Judeocristiana el año pasado en el que, además de la importancia como tal del encuentro, fue de reseñar la celebración de una oración conjunta en la Sinagoga de Santa María la Blanca, hecho calificado como “histórico” por haber podido rezar los judíos en sus muros después de tantos siglos.

En la sesión de la tarde se anunciaba la vocación de permanencia de estas Jornadas, deseo cumplido este pasado domingo con la celebración de la segunda.